Traducción de Marcelo Expósito
Máquinas es el nombre que se ha dado a un encuentro único destinado a compartir experiencias entre colectivos activistas de diversos lugares a uno y otro lado del Atlántico. Este taller y encuentro de reflexión tuvo lugar en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA) durante los días 18 y 19 de febrero de 2007. Como reza en la convocatoria del encuentro, el nombre que se le dio no es arbitrario, sino que consiste en una suerte de base política común entre quienes tomaron parte en él:
“Si hay algo a reseñar en el actual ciclo de protesta (...) es seguramente la manera en que la innovación constituye una característica estructural de las nuevas formas de acción y construcción política (...). Pareciera darse en estos años una verificación de la imagen de la máquina que Guattari y Deleuze utilizaron para denominar la necesidad de formas organizativas abiertas y flexibles para la creatividad política, para las cuales las dimensiones molar y molecular, micro y macro de la política, pudieran dejar de ser, como en otros momentos lo han sido, mutuamente excluyentes.
Dicho simplificadamente, nociones como máquina o creación política nos permiten acotar un territorio desde el que pensar de una manera radicalmente novedosa la relación entre arte, comunicación y política, puestas en práctica ahora como componentes entre sí imbricadas o concatenadas, sorteando el clásico juego de sumas: arte "más" política, política "más" arte, política "más" comunicación. Desde hace al menos una década acumulamos experiencias, que se han dado en todas las partes del planeta, de prácticas muy heterogéneas entre sí cuya multiplicación no ha podido ni podrá darse si no es pensándolas como genéticamente imbricadas en el ciclo de protesta global en curso”.
Como sugiere la convocatoria a este seminario de dos días, los grupos implicados parecerían encarnar en su práctica la noción de máquina de guerra. Herramientas, conceptos, objetos (mapas, invertenciones artísticas dentro y fuera de las instituciones artísticas, acciones) se usan con el fin de concatenar diferentes actores y formas sociales en un cuerpo complejo de movimiento y acción. Aunque compartan el uso de algún objeto maquínico particular, estos mismos actores y formas no quedan fijados en ningún tipo de estructura única. Las “máquinas” utilizadas por estos grupos lo son precisamente para abrir/separar las estructuraciones estriadas de los conceptos particulares utilizados por el Estado o determinadas instituciones con el fin de ordenar los comportamientos, la acción y el conocimiento. En el caso de los grupos reunidos en la primera jornada, se da el intento común de resquebrajar las nociones de seguridad actualmente dispuestas mediante los modos de gobernanza. En lo que se refiere a los grupos de la segunda jornada, se desafía, mediante la acción social, la versión sancionada de espacio público (incluso la noción de “público”). La estabilidad de estas nociones queda atravesada o destruida con el fin de abrir nuevas posibilidades para la intervención y nuevos modos de “ser y estar” en común (como expone Gerald Raunig[1]).
El encuentro de dos días se dividió por tanto en sendas temáticas transversales. En lugar de limitar las sesiones únicamente a presentaciones autoreferenciales por parte de cada grupo, cada uno de los días se organizó en torno a una serie de temáticas compartidas. Durante el primer día, una serie de grupos enfocaron la manera en que sus proyectos trataban cuestiones de (1) seguridad, (2) políticas de criminalización y control, y (3) educación no reglamentada para compartir las dos cuestiones anteriores. Los grupos del segundo día discutieron (1) cómo sus proyectos problematizan la producción del espacio público, cómo se construye, cómo se subvierte y se interviene en él, así como (2) cuál es la relación entre estas luchas y las instituciones.
Primera jornada. Los dos grupos de Buenos Aires compartieron un sentido humorístico a la hora de abordar la cuestión de cómo la seguridad ha atenazado a su país en años recientes. Subvirtiendo la manera en que los media generan miedo, La Comunitaria TV presentó Segurísimo, un falso programa comercial televisivo para la venta de celdas personalizadas de entrega inmediata a cualquier hora mediante llamada telefónica, destinadas a rodearte y protegerte en todo momento de los “otros” (criminales en la calle o militantes radicales) que te rodean. El colectivo Etcétera presentó la Internacional Errorista. Armados con kalashnikovs de cartón, pistolas, enmascarados con pañuelos palestinos en juegos de rol, los “erroristas” asumen todos los estereotipos e imágenes mediatizadas de los terroristas en acciones como las realizadas contra el ALCA (durante la cumbre de mandatarios políticos de Mar del Plata en 2006) como un modo de distender las tensiones ocasionadas por las leyes de seguridad antiterroristas. Los proyectos de San Pablo, presentados por dos participantes en grupos como Contra Filé y Frente 3 de Fevereiro, se dirigían a cuestionar diferentes aspectos de la sociedad de control, jugando con la atención de los medios de comunicación masivos y asumiendo las imprevistas consecuencias. Uno de los proyectos, La catraca, popularizó el concepto de control de la vida cotidiana mediante la imagen de un torniquete (como el que sirve para controlar el acceso en determinados lugares como el transporte público o edificios oficiales), que, tras haber sido robado, fue colocado sobre un pedestal en una plaza pública, y sirvió para que los medios inventaran un neologismo. Esta nueva palabra-imagen se hizo tan popular que acabó siendo apropiada incluso por diferentes movimientos sociales brasileños que tratan asuntos de privatización y libre acceso al transporte público. Dos miembros de diversos colectivos e iniciativas políticias de Andalucía (Entránsito, Fadaiat, Centro Social Casa de Iniciativas de Málaga, Indymedia Estrecho...) presentaron una cartografía de la frontera sur europea: el Estrecho de Gibraltar que separa España y Marruecos, mostrando la creciente militarización y la instalación de tecnologías y mecanismos de control que contornean la Europa-fortaleza. Este mapa también mostraba los diferentes lugares y técnicas de resistencia a tal paranoia securitaria, mostrando la densidad de las redes que conforman movimientos sociales emplazados a ambos lados del mar.
Segunda jornada. Reflexionando sobre la cuestión de la producción del espacio, el grupo de Carolina del Norte 3Cs (Counter Cartographies Collective) se centró en cómo la universidad estadounidense se construye actualmente como una burbuja diferenciada y separada de la realidad y por tanto también de la política. En el intento de subvertir esta forma de pensar el espacio, 3Cs realizaron una Guía de DesOrientación que retrataba la universidad como fábrica y cuerpo material, cartografiándola como parte de un denso sistema de relaciones sociales, ecológicas y raciales en el seno de la economía cognitiva. En un ámbito diferente, el colectivo de curadoras de Zagreb WHW (What, How & for Whom) encaraban el tema observando las tensiones espaciales público/privado en un país postsocialista por medio de diferentes obras de arte y proyectos expositivos. Por ejemplo, mediante trabajos de performance e intervenciones en el espacio público de Sanja Ivekovic, en los que el cuerpo opera como un actor político, o exposiciones como Normalización y Monumentos alternativos para Tesla, con los que intentan contribuir a, y constituyendo en sí mismos, nociones otras del espacio público. Kuda.org, precisamente, explicaron históricamente la creciente desaparición de la sociedad civil organizada en su área (Novi Sad, región de la Vojvodjna al norte de Serbia, ex Yugoslavia), para presentar su riquísima variedad de modos, frentes y formatos de acción (activismo telemático, encuentros y discusiones, publicaciones online e impresas, archivos de información digital o materiales históricos de libre acceso, investigaciones sobre las relaciones arte-política en su región alrededor del 68, promoción de espacios alternativos y centros de agregación sociopolíticos) como una contribución a la revitalización de las formas de organización social autónomas en la era post Tito y post Milosevic. Finalmente, el Ateneu Candela de Terrassa habló sobre las Oficinas de Derechos Sociales (ODS) como una herramienta para rearticular luchas previas sobre el espacio urbano, con vistas a la creación de una suerte de institución alternativa enfocada sobre figuras de conflicto emergentes como los trabajadores y trabajadoras precarias, migrantes y cognitarias, o quienes sufren “violencia inmobiliaria” y otros aspectos de la precariedad. El objetivo sería reinventar un tipo de espacio público que fuera capaz de poner en común diversas subjetividades en lucha.
Este tipo de encuentros --dejando a un lado debates predeterminados sobre el adentro/afuera de las instituciones-- ofrece un espacio temporal para la infección mutua, en el que los diferentes proyectos crean resonancias entre sí, permitiendo el regreso a los lugares de origen con el deseo de hackear, ensamblar, reinventar nuevas estrategias en territorios diversos. De acuerdo con algunos de los participantes, estos encuentros no se deberían entener como un fin en sí mismos, sino más bien como parte de un proceso de intercambio de herramientas, reforzamiento de redes y multiplicación de proyectos paralelos para contribuir a las luchas sociales en todas partes.
Más información y datos sobre el encuentro, texto completo de la convocatoria, y numerosos enlaces sobre los grupos participantes, en <http://www.macba.es/controller.php?p_action=show_page&pagina_id=33&inst_id=22547&lang=ESP&PHPSESSID=j5u8ugun1fdmdgpu2k5rmhn3b0> (en varios idiomas).