31 01 07 Notas sobre Paolo Virno en Buenos Aires
Federico Geller La visita de Virno a Buenos Aires en septiembre de 2006, invitado por el Colectivo Situaciones y la editorial Tinta Limón, trajo aire fresco a un espacio público en el que la crítica radical al Estado prácticamente brilla por su ausencia, como resultado de una recuperación notable, aunque no completa, de la legitimidad institucional-estatal en Argentina y países vecinos.
Su debut porteño fue en la facultad de Filosofía y Letras con el intelecto general y su potencialidad política como tema principal. Luego fue la presentación de su libro más reciente, Ambivalencia de la Multitud, en la Biblioteca Nacional, donde Virno siguió la línea del capítulo El llamado "mal" y la Crítica del Estado. En la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales hizo una disección del encuentro entre Chomsky y Foucault en torno a la Naturaleza Humana. La convocatoria fue buena en las tres presentaciones.
Tres preguntas del público en momentos distintos de sus presentaciones dan un bosquejo de su contexto:
1) A la luz de que no queda nada de lo que surgió en el 2001 en Argentina, de la caída del EZLN y del fortalecimiento de Lopez Obrador en México, ¿qué opina de las críticas que hizo Rosa Luxemburgo a Lenin y los bolcheviques cuando anularon la constituyente en favor de los soviets? Es evidente que existe el problema de discontinuidad y reflujo en los movimientos: no existe aún un antídoto contra esa fragilidad. Virno expresa acuerdo con Rosa Luxemburgo: se requieren comités y también constituyentes: "¡los movimientos deben aprender a crear normas y salir de la retórica de la impotencia!".
2) ¿Cómo puede pensarse el enemigo de la Multitud? El enemigo es el Faraón: los que reeditan la forma del Uno estatal. Las murmuraciones de los muchos en el Éxodo. El Superdome de Nueva Orleans. La fuerza de los muchos: el intento de reeditar al pueblo como categoría técnica opuesta a la Multitud.
3) ¿Cree que existe la posibilidad de alianzas entre el Estado y los movimientos en Sudamérica? Virno contesta que ha escuchado cosas muy positivas y muy negativas sobre los gobiernos progresistas de Sudamérica. Quiere saber más, pero piensa que: (i) seguramente representan una contradicción global que es importante considerar y (ii) no puede pensarse que los gobiernos produzcan liberación, pero cabe preguntarse si pueden abrir espacios para que los movimientos produzcan liberación, en sus espacios cotidianos y en el mundo del trabajo.
Según Virno, un mundo enteramente post-fordista es inviable, pero las facultades intelectuales del animal humano devienen actualmente el recurso fundamental de la producción, la cual excede el espacio y el tiempo de un taller o de una factoría, del mismo modo que el general intellect excede las máquinas y las herramientas tecnológicas, constituyendo trabajo vivo.
La pregunta es: "¿cómo este conjunto de facultades naturales, presentadas hoy como recursos productivos, puede volverse formas institucionales contrarias al Estado Central?".
Para responder es necesario abandonar el desprecio juvenil a la palabra "institución": un colectivo militante que crea sus propias normas y se guía por ellas es también una institución. Se trata de animales protegiéndose del peligro.
Existe una enorme brecha entre el orden productivo y el intento de armar un orden político a la altura de ese proceso. Nuestro desafío es traducir en espacialidad las formas del general intellect. Si no hay espacio, no hay política.
En 1932, Carl Schmitt, un filósofo nazi, planteó un desafío sobre las relaciones entre las Teorías de Estado y su base antropológica. Para Schmitt, la hostilidad al Estado de los anarquistas presuponía la bondad innata de los seres humanos, pero las teorías políticas en sentido propio suponían que el hombre es "malo" y problemático, lo que justificaría la necesidad el "monopolio de la decisión política".
En palabras de Hobbes, el problema es expresado en la oposición "estado civil" versus "estado de naturaleza": el monopolio de la decisión política constituiría el pseudoambiente capaz de contener a la multitud, despreciada por Hobbes como una mera reverberación del estado de naturaleza al interior del estado civil.
En el famoso desencuentro entre Chomsky y Foucault en 1971, el primero siguió la línea de los anarquistas, justificando la necesidad de luchar contra las jerarquías estatales y el capitalismo por la opresión que ejercen sobre la creatividad colectiva de nuestra especie, resultante de una supuesta estructura gramática universal, inscripta en nuestro ADN. Foucault se negó a discutir la existencia de una naturaleza humana, considerando el concepto como un mero indicador epistemológico de las cambiantes relaciones entre las disciplinas en distintos momentos de la historia. Según Virno, ”los dos maestros mostraron esa noche lo peor de sí mismos”.
Virno no quiere escapar de una indagación sobre la naturaleza humana. Pero su visión de las constantes bioantropológicas no establece una inclinación de nuestra especie al "bien" o al "mal", sino que posibilita nuestra ambivalencia: es la imagen del animal neoténico enfrentado a la ausencia de un ambiente definido, la cual implicaría una constante "apertura al mundo", fuente de potencial y peligrosa inestabilidad. Virno sugiere que esta inestabilidad --el llamado "mal"-- puede ser el pedestal para el "radicalismo hostil al Estado".
A diferencia de Chomsky, Virno considera que el papel de lenguaje es el de abrir las posibilidades de la ambivalencia. Toma en consideración los trabajos del neurobiólogo italiano Gallese con las neuronas espejo. Dichas neuronas, hipotéticamente, constituirían la base fisiológica del reconocimiento entre semejantes. Virno sugiere que la capacidad de negación permitiría tanto ocluir el reconocimiento natural entre semejantes como restituirlo. Nuestros aspectos invariantes se verían, en este esquema, transformados de arriba a abajo por la capacidad verbal.
Su propuesta --reconociendo como imposible la salida del estado de naturaleza-- es retomar el concepto de Katechon, que aparece en la carta de San Pablo a los tesalonienses: la fuerza que contiene al "mal", enfrentándolo pero sin anularlo.
Se pregunta: ¿qué instituciones no estatales y antimonopolistas, qué sistemas normativos pueden enfrentar, sin proponerse anular, el retorno a lo infinito, la compulsión a la repetición, el estado de naturaleza devenido estado civil en la apertura al mundo acentuada por la globalización? Sugiere retomar la carta magna de Wittgenstein: "la misma proposición puede ser tratada, una vez, como proposición a revisar, y otra como una regla de revisión". El desprecio debe dirigirse a la obediencia anticipada de las normas, no a la existencia de normas que pueden ser consideradas dinámicamente cuestión de hecho y de derecho.
Virno concluye que es de vital importancia política construir un puente cauteloso sobre el abismo que separa a las ciencias de la materia de las ciencias del espíritu. Se trata de la invitación a construir nuestra historia natural, de modo que pueda dar cuenta tanto de las narraciones evolutivas que expliquen los aspectos invariables de la especie humana, como de las narraciones históricas de las contingencias en que ellos se expresan.
https://lists.resist.ca/pipermail/aut-op-sy/2006-September/005616.html https://lists.resist.ca/pipermail/aut-op-sy/2006-September/005641.html http://concienciaytrabajo.blogspot.com/2006/10/paolo-virno-en-radio-nacional-de.html http://catedrasubjetividad.blogspot.com/2006/09/paolo-virno-en-rosario.html
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