23 01 07 Brumaria 7: art, machines, immaterial labour
Brumaria Within the series of the Madrid and Barcelona based Brumaria publications, this mongraph about art, machines and immaterial labour can be seen as a continuation of what has been opened up by Brumaria 5, Art: Radical political imagination (see: http://transform.eipcp.net/transversal/0106/brumaria/en) If the monograph published in summer 2005 invited to explore the new territory of experimentation, which is marked by the relations between art, politics and activism, what brumaria presents now points at exploring the relations between creative practices, micropolitics (the transformations which in reality form the mutuations and tensions that take place in a not always visible field of relations between power and desire) and the production of subjectivity.
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Prologue: Criticism, subjectivation and arts of existence. Judith Butler
Part 1: Biopolitics/biopower: flexible character and alternative production of subjectivity. Maurizio Lazzarato, Toni Negri, Brian Holmes,Suely Rolnik.
Part 2: Intermittency: war machines in precarisation. Gerald Raunig, Isabell Lorey, Iconoclasistas, Vassilis Tsianos, Dimitris Papadopoulos, Alex Foti, Javier Toret, Nicolás Sguiglia, María Isabel Casas-Cortés, Sebastián Cobarrubias, Compartiendo Capital, Laser Posse, Sapienza Pirata, Coordination des Intermitents et Précaires d'Ile-de-France, Maurizio Lazzarato, Antonella Corsani.
Appendix: Micropolitics. Cartographies of desire. Nestor Perlongher
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Brumaria 7: arte, máquinas, trabajo immaterial
Dentro de la serie de ediciones Brumaria, este monográfico, Arte, máquinas, trabajo inmaterial, forma un cuerpo fundamentalmente con nuestra quinta publicación, Arte: la imaginación política radical. Si la monografía publicada en verano de 2005 invitaba a explorar el nuevo territorio de experimentación demarcado por las relaciones entre arte, política y activismo, la que ahora presentamos tiene como objetivo rastrear los vínculos entre prácticas creativas, micropolítica (las transformaciones que en la realidad se operan a partir de las mutaciones y tensiones que tienen lugar en el campo no siempre visible de relaciones de fuerzas y deseos) y producción de subjetividad.
Suely Rolnik apunta en uno de sus textos hacia una de las más negativas contradicciones que tuvieron lugar entre las prácticas de cambio social y política revolucionaria en el ciclo de luchas de los años sesenta y setenta: la que solía enfrentar de manera mutuamente excluyente la dimensión macro y micropolítica de las prácticas. Uno de los subtextos de Arte, máquinas, trabajo inmaterial consiste precisamente en pensar la manera en que dichas dimensiones son rearticuladas en las prácticas de creación e innovación política que surgen en el nuevo ciclo de luchas cuyo origen dataríamos en los inicios de los años noventa: se trataría de pensar las actuales recombinaciones de activismo y cuerpo vibrátil, transformación de las formas de vida y construcción de esfera pública, creatividad política y organización militante, por decirlo con tan sólo algunas imágenes simplificadas.
Dos de los textos que extraemos de entre la extraordinaria producción teórica de Maurizio Lazzarato en los años noventa, tuvieron una función casi profética. Trabajo inmaterial y subjetividad (escrito con Antonio Negri) constataba cambios radicales en el concepto clásico de “trabajo” a partir de la tendencia a la centralidad que adoptan la intelectualidad de masas y la constitución del general intellect como motores del nuevo modo de producción surgido de la última fase de transformación del capitalismo. A lo que se apuntaba por tanto era a la necesidad de pensar el trabajo de una manera cada vez menos constreñida por los límites de la crítica de la economía política clásica, para poder entender la extensión del capitalismo como un modo de producción que, cada vez más, simultáneamente explota y produce subjetividad. Lo que nos resulta especialmente interesante ahora es subrayar la manera en que tales hipótesis derivan en una reconsideración radical de la función del trabajo intelectual. Si “se abre ahora un tercer periodo de la organización del poder: el de la política de la comunicación”, entonces “la revuelta contra el control y la reapropiación de las máquinas de comunicación son operaciones necesarias pero no suficientes”: “la revuelta y la reapropiación [se habrían de encarnar] en un proceso de liberación de la subjetividad que se forma en el interior mismo de las máquinas de comunicación”. La función del intelectual, por tanto, se modifica en la medida en que ya no es extraño a los procesos de trabajo: se dan así las condiciones para que su actividad no se limite a funciones epistemológicas ni se recluya en posiciones éticas, en tanto en cuanto el trabajo intelectual se encuentra hoy por completo en el interior del proceso de producción.
La siguiente nota marginal contenida en El ciclo de la producción inmaterial sonaba a pura declamación visionaria cuando, a comienzos de los años noventa, se sentía aún la dura hegemonía de la contrarrevolución cultural sostenida por el posmodernismo conservador tras la clausura del ciclo del 68: “Walter Benjamín analizó ya cómo, desde el final del siglo XIX, tanto la ‘producción artística’ como su reproducción y percepción asumieron formas colectivas. No podemos detenernos sobre sus trabajos, que siguen siendo fundamentales para la genealogía del trabajo inmaterial y sus formas de reproducción”.
¿El análisis estético como modelo para pensar las transformaciones del trabajo y de la reciente revolución capitalista? La propuesta no debería sonar provocadora para quienes sepan leer los escritos del Benjamin de los años treinta, elaborados bajo el influjo de las vanguardias productivistas e industrialistas, así como de la derivación politizada de ciertas prácticas artísticas, teatrales y literarias de la Alemania del periodo. Si El autor como productor hablaba, precisamente, de la necesidad de una politización del trabajo literario por la cual el escritor pensase su práctica al interior de las nuevas relaciones de producción, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica sirve para algo más provechoso que justificar la melancolía por la pérdida del “aura” de las obras de arte y para sostener las numerosas fetichizaciones con las que el mercado y la institución han reconducido los procesos de desmaterialización que sobre la obra de arte se han ejercido notablemente desde los años sesenta: lo que este último texto atesora seguramente es una extraordinaria teoría de la producción de subjetividad. Diferentes prácticas estéticas, nos dice, albergan diferentes modelos espectatoriales: por tanto, consisten en formas diversas de producir al sujeto espectador y, en definitiva, de construir esfera pública. Desde este punto de vista, la “obra” no es el objeto relevante de la producción artística o intelectual: lo son sus efectos sobre la subjetividad y la producción del común.
Hablar, entonces, de producción artística o cultural o de trabajo intelectual, no es obligadamente operar en un área restringida o en un territorio elitista. Es la posibilidad de situarse justamente en el centro de un nuevo modo de explotación que se caracteriza cada vez más por la producción de subjetividad y de mundos de vida. La experiencia del movimientos de los trabajadores y trabajadoras intermitentes de la industria del espectáculo en Francia constituye uno de los ejemplos mayores de la manera en que un movimiento de trabajadores y trabajadoras inmateriales sabe evitar la autoreclusión sectorial de su lucha para pasar a constituir una metonimia de los conflictos sociales que surgen de la formas de gobierno neoliberal. La hipótesis de la que parte el movimiento en Francia es la siguiente: la condición irregular, intermitente, de sus formas de trabajo, que en un momento fueron excepción frente a la lógica del empleo estable, es hoy la condición generalizada del trabajo. El movimiento crece a partir de la manera excepcional en que trabajadores y trabajadoras del espectáculo ponen el acerbo de sus competencias creativas a producir un tipo de lucha sostenida en dos pilares: la construcción creativa del conflicto (con una reinvención fascinante del lenguaje de la desobediencia y la acción directa) y unos modos de producción de saberes que renuevan las formas de investigación militante.
Este par de ideas apenas apuntadas no agotan, evidentemente, los posibles subtextos y líneas de fuerza que invitamos a explorar por medio de esta monografía que el amable lector o lectora intuirá, muy probablemente, concebida bajo la influencia simultánea de Foucault y Guattari. El Foucault que interpretó la extensión del biopoder no como un influjo paralizante sobre el conjunto de la sociedad, sino como la apertura a nuevas posibilidad de combinar creación y resistencia, y el Guattari que pensó la necesidad de construir máquinas de guerra que, lejos de suponer una imagen puramente metafórica, constituyesen agenciamientos colectivos concretos desde los cuales luchar y vivir de otra manera. ----------------------------------------------------------------------------------------------
Prólogo: Crítica, subjetivación y artes de existencia. Judith Butler.
Parte 1: Biopolítica/biopoder: personalidad flexible y producción alternativa de subjetividad. Maurizio Lazzarato, Toni Negri, Brian Holmes, Suely Rolnik.
Parte 2: Intermitencias: máquinas de guerra en la precarización. Gerald Raunig, Isabell Lorey, Iconoclasistas, Vassilis Tsianos, Dimitris Papadopoulos, Alex Foti, Javier Toret, Nicolás Sguiglia, María Isabel Casas-Cortés, Sebastián Cobarrubias, Compartiendo Capital, Laser Posse Sapienza Pirata, Coordination des Intermitents et Précaires d'Ile-de-France, Maurizio Lazzarato, Antonella Corsani.
Apéndice: Micropolíticas. Cartografías del deseo. Néstor Perlongher.
http://brumaria.net/publicacionbru7.htm brumaria@brumaria.net
400 pages, 25 euros Diciembre 2006
Brumaria 7: contribución de Brumaria a documenta 12 magazines http://documenta.de/magazine_es.html?&L=0
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